“En cualquier momento de decisión, lo mejor que puedes hacer es lo correcto, lo siguiente mejor es lo incorrecto, y lo peor que puedes hacer es nada.”
– Theodore Roosevelt
¿Qué tan bueno eres para tomar decisiones?
La toma de decisiones es una de las funciones más importantes que debes realizar como líder. Sin embargo, tomar decisiones puede convertirse en una gran barrera para avanzar.
Hay muchas razones por las cuales no queremos tomar decisiones, y muchas de ellas no son tan obvias como parecen. Como líder, es importante que tomes consciencia de cuándo has caído en la trampa de evitar tomar decisiones, porque sin darte cuenta puedes estarte estancando.
Por ejemplo, cuando comencé mi empresa cometí muchos errores, que me costaron tiempo, decepción y dinero. Entre más fuerte es el impacto de una mala decisión, más resistencia creará tu cerebro en el futuro, porque querrá evitar a toda costa que te pase otra vez lo mismo.
Hace un par de años me di cuenta de que me había estancado en diversas áreas en mi empresa, porque no quería tomar algunas decisiones importantes. Tuve que hacer un esfuerzo consciente para identificar lo que me estaba trabando y tomar decisiones fuertes, ¡lo que no fue nada fácil!
Así como el efecto de los fracasos puede ser un obstáculo para tomar una decisión, otros factores que te pueden afectar son:
- Miedo a cometer errores.
- Tener demasiadas opciones.
- Miedo a perder oportunidades al decidir.
- Deseo de evitar la responsabilidad.
- Fatiga mental.
- Falta de confianza propia.
- Ambigüedad en la información.
- Estado emocional adverso, como ansiedad, depresión, estrés.
- Factores sociales.
- Perfeccionismo.
Si te sientes identificado con alguno de estos puntos, quiero compartir algunas tácticas que te facilitarán el proceso de toma de decisiones:
- Clarifica tus valores, prioridades y metas: La claridad te dará un marco de referencia que hará más fácil tomar decisiones y descartar aquello que no cae en tus parámetros.
- Visualiza el resultado: Usa la imaginación para visualizar cada decisión. Puedes imaginar lo mejor o lo peor que puede pasar en cada decisión. A partir de este ejercicio analiza cómo te sientes con cada una de las decisiones.
- Limita la información: La falta o el exceso de información son igual de dañinos, por lo que es importante distinguir lo verdaderamente necesitas para tomar una decisión y descartar lo demás. Ten cuidado porque el estar buscando más y más información puede ser un síntoma de inseguridad.
- Reencuadra la decisión: La forma en que estás planteando la decisión puede estar ocasionando un problema. Por ejemplo, el siguiente problema: ¿Dejo mi empleo y lanzo mi empresa, o me quedo en mi empleo y me olvido de mi sueño de crear una empresa? hará que tu cerebro se sienta dividido y no querrá decidir. Pero si cambias la pregunta a: ¿Es posible continuar con mi empleo mientras construyo mi empresa? Seguro que se te hará más fácil tomar una decisión.
- Toma acción: La acción clarifica la mente. muévete en dirección a una de las opciones que más te parece correcta y analiza los resultados. Recuerda que casi siempre puedes corregir en el camino.
- Descansa la mente: Aprende a tomar decisiones cuando estás descansado. El estrés, el sueño, el hambre, el enojo nunca son buenos amigos de las decisiones.
- Date el espacio para pensar: Tomar una decisión requiere un esfuerzo cognitivo fuerte. Date un espacio de concentración donde puedas pensar con calma y sin interrupciones. Este es un buen hábito que te ayudará mucho a tomar una decisión.
Recuerda que, como cualquier otra habilidad, el tomar decisiones requiere práctica. Aprende especialmente a distinguir cuando las emociones te están afectando, y trabaja con un coach, que te ayude a ser objetivo y efectivo en la toma de decisiones.
Autocoaching
- ¿Qué técnicas empleas para tomar decisiones difíciles?
- ¿Qué nueva técnica usaras de las que he compartido hoy?
Tu coach,
Jessica Calderón