Existe la tendencia a definir las metas en base a las circunstancias y capacidades actuales o proyectando los logros pasados, lo que en teoría ayuda a tener una mentalidad “realista” de nuestros recursos y posibilidades.

Sin embargo, esta forma de trazar las metas es limitante, porque tiene como premisa que las metas están condicionadas a los recursos que dispones en este momento, y no considera que parte del proceso de llegar a la meta es crecer en ella, creando en el camino los recursos que necesitamos para tener éxito.

Es por ello que los coaches trazamos las metas desde el futuro deseado, y luego ayudamos a nuestros clientes a crear los recursos o las circunstancias para llegar a este futuro. Esto se conoce como “Backcasting” o “proyección en reversa”.

Cuando piensas desde tu futuro deseado, rompes los límites de tu estado actual y decides que puedes crecer y desarrollar las habilidades, capacidades y recursos que necesitas. De allí viene la frase: El objetivo de la meta no es la meta, sino la persona que te conviertes al lograrla.