Hace años noté que cuando me ponían metas de trabajo siempre las cumplía, sin importar cuan difíciles fueran. Pero cuando me tocaba definir y cumplir mis metas personales, si es que las definía, difícilmente las cumplía.
Parte de la razón por la que no cumplimos nuestras metas personales es porque no comprendemos el papel que tienen en ayudarnos a crecer. En el trabajo existe la presión de cumplir metas porque hay un tema de subsistencia de por medio. Pero cuando se trata de nuestras metas personales tenemos la opción de quedarnos cómodos pensando que no hay consecuencias. A corto plazo no las hay, pero en el largo plazo nos estancamos y dejamos de crecer.