El liderazgo no es un expertise, el liderazgo es una educación constante
–Simon Sinek.
Aunque muchos jefes, gerentes, directores y líderes piensan que tienen política de puertas abiertas, la realidad es que, en la mayoría de los casos, pocos colaboradores hablan con apertura y sinceridad, ya sea por miedo, respeto, política, por intereses particulares o por falta de acceso.
Es natural que tus colaboradores sientan una barrera ante tu liderazgo, y desde luego es tu trabajo derribarla. Pero, a menos que seas muy intencional, entre más crezcas como líder, más grande será la distancia entre tu y las personas que diriges, y, por ende, menos capacidad tendrán ellas de decirte algunas cosas que necesitas escuchar.
Y si a esto sumamos un ego fuera de control, estarás creando un gran problema para tu liderazgo, porque los líderes egocéntricos filtran la información aun sin darse cuenta, y esto los limita grandemente en su perspectiva.
¿Qué pasa cuando nadie confronta al líder?
Cuando nadie se atreve a confrontarte estás frente a grandes problemas:
- Cometes errores y nadie tiene el valor de decírtelo
- Propones ideas extrañas y nadie las cuestiona
- Tomas decisiones equivocadas y nadie te lo dice
- Dejas pasar oportunidades y nadie te avisa
¿Ves por qué siempre necesitas tener a alguien que te confronte y estire?
Pero no cualquier persona puede hacerlo. Los amigos, familiares y colegas no necesariamente están capacitados para confrontarte y estirarte adecuadamente.
La mejor persona para ayudarte en este caso es un coach ejecutivo de experiencia, capacitado para confrontar, estirar y llevarte a crecer. ¡Pero ten cuidado! No todos los coaches están capacitados para ayudarte. El coach correcto debe tener ciertas características.
5 características de un coach que confronta para crecer
- Te confronta sin destruir: ¡De nada te servirá la confrontación si luego debes ir a un psicólogo para superar el trauma! Un buen coach sabrá encontrar el equilibrio entre confrontar y elevar.
- No te juzga: Nadie podrá ayudarte a crecer si no eres complemente transparente con él, y no serás transparente si te sientes juzgado. Un buen coach nunca te juzgará, sino que en todo momento mantendrá una posición objetiva y neutral.
- No tiene agenda personal: Aunque no lo creas, los amigos, colegas y familiares tienen agenda, y no lo digo en sentido necesariamente negativo. Agenda puede ser: “No quiero hacerle daño, mejor no le digo lo que verdaderamente necesita escuchar”. Pero, aun con las mejores intenciones, alguien que tiene agenda no logra la neutralidad que se ocupa para que puedas crecer. En cambio, el coach es completamente neutral, porque, aunque te aprecia, él sabe que de la mejor forma en que te puede ayudar es confrontándote, así que no teme hacerlo.
- Está a la altura de tu liderazgo: Sólo un líder puede elevar a otro líder. Un buen coach tiene un récord de éxitos comprobables desarrollando líderes, tendrá experiencia real, madurez, capacitación formal y el seniority que se necesita para estirar un líder.
- Es confiable y de valores: Un buen coach es siempre discreto y digno de tu confianza. No solo debes sentirte a gusto con tu coach, sino que también debes poder sentirte seguro
Permitir que alguien te estire y confronte equivale a verte a un espejo sin misericordia: tus miedos, errores, fracasos, límites, paradigmas y puntos ciegos quedarán al descubierto.
Pero esto es justo lo que necesitas para no quedar atrapado en un círculo de mediocridad que te impida subir a tu verdadero nivel.
Recuerda, si nadie te está confrontando y estirando, es una clara señal de que estás estancado en tu liderazgo. Se valiente y da el paso, estoy segura de que te llevarás grandes sorpresas, pero principalmente, tu liderazgo llegará al siguiente nivel.
Autocoaching:
- ¿Cuándo fue la última vez que alguien te confrontó de forma que quedaste en shock?
- ¿Cómo te ayudó esto a crecer?
- ¿Qué harás luego de leer este artículo?
Recuerda, aplica a mi programa privado “Líderes que transforman” en el siguiente link: http://bit.ly/3Ms6KW7
Tu coach,
Jessica Calderón