“Los soñadores son los salvadores del mundo…”
James Allen
En 1903 el autor James Allen publicó estás palabras en su famoso libro “Cómo un hombre piensa”.
Actualmente la palabra soñar parece no ser práctica, y los que se atreven a soñar, prontamente se dan cuenta que su realidad no está a la altura de su sueño, por lo que en su mayoría terminan descartando el sueño para vivir en la realidad.
Tuve la fortuna de crecer bajo la influencia de grandes soñadores, el primero mi padre, luego, mi jefe por 15 años, y finalmente Paul, quien ha sido mi mentor por casi 10 años. Por esta razón para mi soñar es natural, pero no tenía tan claro qué tan importante es hacerlo.
Los sueños juegan uno de los papeles más importantes en tu capacidad de crecer y desarrollarte. Lamentablemente en estos tiempos las condiciones sociales llevan a que se desestime, no se enseñe o se robe la capacidad de soñar.
Hace años me pregunté porque algunas personas logran grandes éxitos en su vida, mientras otras se quedan estancadas, independientemente del talento o la inteligencia.
La respuesta, aunque no lo creas, está en la capacidad de soñar.
Los seres humanos nos componemos de 3 áreas en nuestra vida: La mente, el cuerpo y el espíritu.
- En la mente se aloja la capacidad intelectual, lógica y emocional.
- El cuerpo es la parte física.
- Y el espíritu es nuestra parte más elevada que se conecta con Dios. Allí reside nuestra fe y nuestra capacidad de soñar, entre otras cosas.
Los sueños tienen la función de impulsarnos a crecer y desarrollar nuestras facultades.
A todos nos encantan esas historias de personas comunes, como Henry Ford, Steve Jobs, Jack Ma, que, a pesar de la adversidad y de tener todo en contra, persiguieron sus sueños, y al final triunfaron. Lo que nos cuesta comprender es que para lograrlo tuvieron que hacer tres cosas:
- Creer en sus sueños lo suficiente para perseguirlos.
- Estar dispuestos a pagar el precio del sueño
- Convertirse en la persona que debían ser para merecer su sueño.
Y este es el secreto de los sueños, cuando realmente quieres lograr algo que está fuera de tu alcance, vas a tener que cambiar y crecer y eso te convierte en una mejor persona.
Por ejemplo, si tu sueño es crear una empresa de éxito, vas a tener que convertirte en una persona que piensa y actúa como un empresario de éxito.
Si quieres crecer en tu carrera profesional y convertirte en el gerente general o vicepresidente de la empresa, vas a tener que evolucionar y crecer para estar a la altura de lo que requiere esta posición.
Si lo que deseas es comprar tu casa, cambiar tu carro, viajar por Europa, vas a tener que cambiar la forma en que administras tus finanzas.
Además, el sueño te impulsa a tomar riesgos, a crecer en confianza y madurez, a salir de tu zona de comodidad, a conocerte y a sacar lo mejor de ti, a crecer en creatividad e ingenio para resolver problemas y a ser paciente y perseverante.
Lo más importante, un sueño te impulsa a convertirte en una persona que cree antes de ver. La mayoría de las personas necesita ver para poder creer en algo. El soñador ve primero en su mente y luego lo crea en la vida real. Este es un nivel de pensamiento superior que nos libera de paradigmas y barreras autoimpuestas.
El soñador no se detiene porque su realidad le dice que es imposible lograr su sueño, sino que trabaja en crear la realidad correcta que permita dar fruto al sueño. El soñador se convierte al final en el dueño de su destino.
Por eso James Allen nos inspira a soñar cuando dice:
“Sueña nobles sueños, y mientras sueñes te convertirás. Tu visión es la promesa de lo que un día serás. Tu ideal es la profecía de lo que un día llegarás a revelar.”
James Allen
Por eso te invito hoy a que vuelvas a escuchar a tus sueños, están allí por una razón muy importante, y es para ayudarte a brillar.
Tu amiga y coach,
Jessica