¡Está despedida! Era un lunes como cualquier otro, llevaba 6 años en mi empleo y me esforzaba por ser la mejor empleada que pudiera ser.

Mi jefe de ese entonces era un genio, atrevido, que le encantaba innovar y tomar riesgos, y yo le seguía la corriente. Hacíamos proyectos impresionantes y según nosotros estábamos “cambiando el mundo”.

Pero no a todos les parecían interesantes esos proyectos. El nuevo gerente general por alguna razón no estaba contento y llevábamos meses en conflicto.

Esa mañana llegué a trabajar como cualquier otra, a las 11:30 am tenía una reunión, a eso de las diez mi jefe salió de la oficina y cuando regresó me llamó a su oficina. Se veía muy normal, y con toda la calma que pudo y tratando de suavizar el golpe me dijo: “Ya puede comprar su comedor nuevo, nos acaban de despedir”.  Ahora que lo escribo suena bastante ridículo. Lo que sucede es que ya tiempos quería un comedor y en mi país cuando te despiden por causa injustificada la empresa te debe pagar lo que llamamos “prestaciones laborales” una especie de compensación financiera.

Luego mi jefe me indicó que estábamos despedidos con efecto inmediato, debíamos sacar nuestras cosas ya y regresar en dos días a recoger el cheque por las prestaciones.

En ese momento yo estaba en una especie de shock, llamé a mi marido para informarle y comencé a llorar desesperadamente, luego entró mi compañera, y como pude le expliqué lo que pasaba y le pedí que por favor fuera a la reunión de las 11:30 am. Mis otros compañeros de departamento se fueron enterando y llegaron con cara de que habían visto un fantasma. Saqué mis cosas y me fui.

Por mi cabeza corrían todo tipo de pensamientos, de enojo, de preocupación, de tristeza. ¿Qué iba a hacer? Mi hijo tenía dos años, recién nos habíamos mudado a nuestra casa, mi salario era la mitad del ingreso del hogar ¿Cómo íbamos a cubrir nuestras necesidades financieras?

Además, ¡Me habían despedido! Yo siempre traté de ser responsable y ser la mejor empleada, ahora mi vida laboral estaba manchada por un despido. ¿Quién me iba a contratar? ¿Cómo afectaría mi carrera?

Los primeros días fueron difíciles, esta triste, enojada y asustada. Buscaba una nueva oportunidad laboral y al mismo tiempo hacíamos ajustes financieros para afrontar la nueva realidad.

Aunque en general soy una persona optimista, fue muy difícil recuperar mi actitud positiva. Ese despido me obligo a replantearme el rumbo que llevaba mi vida profesional y a pensar en qué era lo que realmente quería hacer. Ese despido me obligó a despertar y darme cuenta que la responsabilidad de mi vida era mía, y de nadie más. Me di cuenta que aun que yo hiciera todo bien, las cosas suceden y yo debía enfrentarlas.

Con el tiempo comencé a tener esperanza, mi actitud cambió y decidí que me iba a levantar de nuevo y que sería mejor profesional que antes. Pensé iniciar una empresa, pero en ese momento no estaba preparada, pero la semilla estaba sembrada.

A los 6 meses la misma empresa, que había hecho algunos ajustes gerenciales, me pidió que regresara, no al mismo puesto, a uno menor, porque el mío ya se había ocupado. Decidí regresar y crear una mejor carrera que la que tenía antes. En un año me ascendieron y trabajé dos años más a tiempo completo, luego acepté una posición de consultora de medio tiempo y laboré con ellos por 5 años administrando importantes proyectos de inversión que hoy les cambian la vida a miles de personas. Y en el 2012 me retiré finalmente para dedicarme a mi empresa.

Ese despido marcó un antes y después en mi vida. Hoy puedo decir que soy mejor profesional por ese despido, no solo maduré, sino que tomé la responsabilidad de prepararme, de ser cada vez mejor y de mantener una buena actitud a pesar de las circunstancias.

Si te han despedido por causas ajenas a tu desempeño, quisiera compartirte algunas de las cosas que aprendí y que quizá te pueden servir:

  1. No todo está perdido después de un despido. Te vas a levantar y vas a crear una mejor carrera profesional que antes.
  2. La actitud hace la diferencia. Si mantienes una buena actitud, vendrán ideas a tu mente, verás oportunidades que no habías visto, te prepararas de forma diferente.
  3. Cosas malas suceden a la gente buena. Es una de las más crueles realidades de la vida, cosas malas suceden a pesar de que hagas todo el esfuerzo por hacer lo correcto. No caigas en el error de convertirte en una víctima. Cuida tu corazón y no lo llenes de enojo y resentimiento pues esto no te ayudará a levantarte.
  4. Conviértete en el capitán de tu vida. Toma responsabilidad por trazar el rumbo al que te diriges. Decide lo que quieres hacer con tu vida, haz un plan y síguelo. No tengas miedo de crecer y enfrentar nuevos retos. Toma las riendas de tu vida.
  5. Responsabilízate de tu carrera profesional. Aprende a verte como tu propia empresa, invierte en ti mismo, estudia, prepárate para más altos riesgos, toma decisiones sabias, usa tu tiempo con sabiduría.
  6. Prepárate para lo que pueda suceder. Aun cuando hoy tengas un empleado, sigue preparándote y dando lo mejor de ti, no te confíes, no te acomodes, ni te estanques, pues los tiempos y las empresas cambian. Toma el hábito del crecimiento continuo.

Y recuerda, pase lo que pase, tu Naciste para Brillar.

Un obstáculo temporal jamás podrá apagar tu brillo. 

Jessica Calderón

Tu amiga y Coach,

Jessica Calderón